
¿Qué síndrome del viajero te acompaña en tus viajes?
¡Eres un enfermo de los viajes! ¿nunca te lo han dicho? pues quizá sea el momento de plantearte que tienes una enfermedad incurable, intratable e inevitable ¿te hace gracia? pues no sé yo.. En pleno siglo XXI viajar se ha convertido en algo más que un hobby. Para muchas personas es una verdadera forma de vida, una seña de identidad. Aquello que les hace sentir únicos, libres y ajenos al ritmo vertiginoso de la vida. No obstante, viajar no es solo disfrutar. En algunas ocasiones puede convertirse en una obsesión, derivada en sintomatologías varias que se traducen en un síndrome del viajero.
Ansiedad, insomnio o depresión son algunos de los síntomas de estos síndromes ¿has sufrido alguno de ellos? ¿no lo sabes? pues ¡este es el momento de averiguar si eres un enfermo viajero o un viajero enfermo!
¿Estas seguro de que no has sufrido ningún síndrome del viajero?
Si investigas un poquito en internet puedes descubrir una gran cantidad de síndromes que puede sufrir todo amante de los viajes. Algunos parecen inventados como el Síndrome de la muerte en Venecia, según el cuál los turistas llegan a lanzarse desde los puentes de Venecia (no son muy altos) a sus canales en busca de una muerte acuática. La belleza del lugar les lleva al suicidio…(ejem…es bonita pero, lo siento, no me lo creo).
Otros parecen absurdos, creados por la extraña necesidad del ser humano de explicar y poner nombre a absolutamente todo. Así es el caso del Boarding Pass, definido como la sensación de arrepentimiento que sufre el viajeros solitario antes de subir a un avión (vamos a ver, esto me pasa a mi en cada viaje y ¡no tengo ningún síndrome! es ¡MIEDO A VOLAR!)
Pero más allá del síndrome del nómada, de la crisis postviaje, de síndrome del viajero cultural y mil historias más. Existen unos síndromes reales, investigados y contrastados científicamente que pueden hacer que pases de ser un viajero disfrutón, a un viajero sufridor ¡Vamos a ello!
Síndrome de Stendhal
¿Alguna vez has visto algo tan bello que tu corazón se acelera y llegas a marearte? ¿sí? entonces puede que hayas sufrido el conocido Síndrome de Stendhal o Síndrome de Florencia.
Surge cuando vemos algo tan hermoso que no somos capaces de asimilar. Nació en Florencia en 1817, sus obras de arte provocaron al escritor francés Stendhal, vértigo, confusión, temblores e incluso palpitaciones.
A pesar de los síntomas, no es peligroso. Se cura descansando. Algunos dicen que el escritor estaba demasiado cansado para hacer turismo y esto potenció su malestar. No obstante, a lo largo de la historia se han dado casos similares, abriendo el debate sobre sí realmente se trata de una enfermedad o de una sugestión del individuo.
Síndrome wanderlust = Dromomanía
Que palabra tan de moda ¿verdad? «Wanderlust» ¡y dale con los anglicismos! el español es una lengua muy rica y estupenda y para eso tenemos una palabra concreta «Dromomanía» o lo que es lo mismo (cito textualmente de la RAE): Inclinación excesiva u obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro. Vamos, que eres un culo inquieto y te mola viajar, algo que ya sabías pero con nombre raro.
La Dromomanía no se considera una enfermedad, no obstante parece ser que depende de un gen viajero, que tan solo posee el 20% de la población. Los estudios deberían actualizarse, ya que desde los 90 y echando un vistazo a Instagram parece que el efecto «wanderlust» se ha convertido en una verdadera epidemia.
Síndrome de Jerusalén
La conocida como tierra santa es lugar de peregrinaje de las tres religiones monoteístas más importantes del mundo, Cristianismo, Islam y Judaísmo. Su pasado y presente tan ligado a la religión ha llevado a que muchas personas que visitan anualmente la ciudad, sufran el conocido como síndrome de Jerusalén.
Este síndrome del viajero se considera una enfermedad psicótica. El individuo llega a creerse un personaje de la Biblia perdiendo el juicio de forma temporal. Algunas personas, al recuperar la cordura, no se explican que les pudo suceder para llegar a pasearse por la ciudad santa creyendo ser el verdadero mesías.
Síndrome de la India
Fue en 1968 cuando los Beatles decidieron realizar un viaje espiritual a la India. A pesar de que en Alemania ya existía un gran interés por la cultura del país, fueron ellos los que provocaron que cientos de turistas inundarán las ciudades hindúes buscando su paz interior (muy zen todo). No obstante, son muchos los turistas que se ven envueltos en un sinfín de sensaciones desagradables, que nada tienen que ver con el objetivo principal del viaje.
Angustia, desasosiego, mal estar y ansiedad son algunos de los síntomas que sufren algunos viajeros al descubrir las desigualdades del país. La mezcla de belleza de la India, con la suciedad y violencia dan lugar al Síndrome de la India. Supongo que informándose bien de a donde viaja uno, nos ahorraríamos muchos disgustos ¿no creéis?

Síndrome del eterno viajero
El síndrome del eterno viajero es la sensación de no pertenecer a ningún lugar. No eres de aquí ni de allí. Parece ser que este síndrome viajero lo sufren aquellas personas que han vivido mucho tiempo lejos de casa.
Durante su estancia echan de menos su hogar, la familia, las costumbres y tras pensarlo mucho deciden regresar. Es justo en ese momento cuando se produce un «clic» en la cabeza que todo lo cambia.
Cuando volvemos a casa, nada es lo mismo. La misma ciudad, son tus mismos amigos pero, tú ya no te sientes igual. Sientes que ya no perteneces a ese lugar, pero tampoco lo haces a la ciudad que has dejado atrás. Insomnio, estrés, ansiedad, irritabilidad, son muchos los síntomas que siente un eterno viajero que tras una larga lucha interior, finaliza con la aceptación y adaptación del cambio.

Síndrome de París
Diagnosticado por primera vez en 1986, el síndrome de París afecta mayoritariamente a turistas Japoneses. El problema se produce cuando las expectativas hacía la ciudad de París no coinciden con la realidad que se encuentran. El viajero sufre con un shock cultural brutal que le lleva a querer regresar la antes posible a su lugar de procedencia.
¡Pobrecicos míos! si es que..¡es mejor informarse y no montarse pájaros en la cabeza! París puede ser la ciudad del amor, pero también del desamor y este es el ejemplo ideal.
Y ahora, ya sabéis ¡sigamos viajando!

